1 Algún tiempo después, los moabitas y los amonitas, aliados con los meunitas, atacaron a Josafat;
2 entonces fueron algunos a decirle: “¡De Edom, del otro lado del Mar Muerto, viene un gran ejército contra ti! ¡Ya están en Hasesón-tamar!” (Hasesón-tamar es lo mismo que En-gadi.)
3 Josafat sintió miedo, y decidió acudir al Señor. Así que anunció un ayuno en todo Judá,
4 y la gente de Judá se reunió para pedir ayuda al Señor. De todas las ciudades de Judá llegó gente.
5 Josafat se puso en pie en medio del pueblo de Judá que se había reunido en Jerusalén frente al atrio nuevo del templo del Señor,
6 y exclamó: “Señor, Dios de nuestros antepasados, ¡tú eres el Dios del cielo, tú gobiernas a todas las naciones! ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie puede oponerte resistencia!
7 Dios nuestro, tú arrojaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de este territorio, y se lo diste para siempre a los descendientes de Abraham, tu amigo.