15 y dijo: “Poned atención, habitantes de Judá y de Jerusalén, y tú, rey Josafat. El Señor os dice: ‘No tengáis miedo ni os asustéis ante ese gran ejército, porque esta guerra no es vuestra, sino de Dios.
16 Bajad mañana a atacarlos. Ellos subirán por la cuesta de Sis, y vosotros los encontraréis al extremo del arroyo que está frente al desierto de Jeruel.
17 No sois vosotros quienes vais a librar esta batalla. Tomad posiciones, estaos quietos y veréis cómo el Señor os librará. ¡Habitantes de Jerusalén y de todo Judá, no tengáis miedo ni os asustéis; marchad mañana contra ellos, porque el Señor está con vosotros!’ ”
18 Entonces Josafat se arrodilló y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y los habitantes de Judá y Jerusalén se postraron ante el Señor para adorarlo.
19 Y los levitas descendientes de Quehat y los descendientes de Coré empezaron a alabar en voz muy alta al Señor, Dios de Israel.
20 A la mañana siguiente se levantaron temprano para ponerse en camino hacia el desierto de Tecoa. Y en el momento de salir, Josafat se puso en pie para decirles: “Escuchadme, habitantes de Jerusalén y de Judá: confiad en el Señor vuestro Dios, y os sentiréis seguros; confiad en vuestros profetas y todo os saldrá bien.”
21 Después de consultar con el pueblo, nombró algunos cantores para que, vestidos con ropas sagradas y marchando al frente de las tropas, alabaran al Señor con el himno: “Dad gracias al Señor, porque su amor es eterno.”