5 Además quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y así purificó a Judá y Jerusalén.
6 Hizo lo mismo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, en las plazas de todas sus ciudades.
7 Derribó los altares, las imágenes de Asera y los ídolos, haciéndolos polvo, y destruyó todos los altares para el incienso en todo el territorio de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8 En el año dieciocho de su reinado, después de haber purificado el país y el templo, Josías envió a Safán, hijo de Asalías, a Amasías, alcalde de la ciudad, y a su secretario Joah, hijo de Joacaz, a reparar el templo del Señor su Dios.
9 Entonces fueron estos a ver al sumo sacerdote Hilquías y le entregaron el dinero que había sido llevado al templo de Dios y que los levitas porteros habían recogido en Manasés y Efraín, de la gente que había quedado en Israel, lo mismo que de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10 Luego se lo entregaron a los encargados de las obras del templo del Señor, para que ellos a su vez pagaran a los que trabajaban en la reparación del templo.
11 Entregaron el dinero a los carpinteros y maestros de obras, para que compraran piedra de cantería y madera para los amarres y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían dejado derruir.