34 “Cuando tu pueblo salga a luchar contra sus enemigos, dondequiera que tú lo envíes, si ora a ti en dirección de esta ciudad que tú escogiste y del templo que yo te he construido,
35 escucha tú desde el cielo su oración y su ruego, y defiende su causa.
36 “Y cuando pequen contra ti, pues no hay nadie que no peque, y tú te enfurezcas con ellos y los entregues al enemigo para que los haga cautivos y los lleve a otro país, sea lejos o cerca;
37 si en el país adonde hayan sido desterrados se vuelven a ti, y te suplican y reconocen que han pecado y hecho lo malo;
38 si se vuelven a ti con todo su corazón y toda su alma en el país adonde los hayan llevado cautivos, y oran en dirección de esta tierra que diste a sus antepasados, y de la ciudad que escogiste, y del templo que te he construido,
39 escucha tú sus oraciones y súplicas desde el cielo, desde el lugar donde habitas, defiende su causa y perdona a tu pueblo sus pecados contra ti.
40 “Atiende, pues, Dios mío, y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.