2 y Salomón respondió a todas sus preguntas. No hubo una sola pregunta cuya respuesta no supiera.
3 Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, así como el palacio que había construido,
4 los manjares de su mesa, los lugares que ocupaban sus oficiales, el porte y la ropa de sus criados, sus coperos y su ropa, y cómo subía al templo, se quedó tan asombrada
5 que dijo al rey: “Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad;
6 pero solo he podido creerlo ahora que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me habían contado ni la mitad de tu gran sabiduría, pues tú sobrepasas lo que yo había oído.
7 ¡Qué felices deben de ser tus esposas, y qué contentos han de sentirse esos servidores tuyos, que siempre están a tu lado escuchando tus sabias palabras!
8 ¡Bendito sea el Señor tu Dios, que te miró con agrado y te puso sobre su trono para que fueras su rey! ¡Por el amor que tu Dios tiene a Israel, y para consolidarlo para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que gobiernes con rectitud y justicia!”