2 Pero si el dueño no es vecino ni conocido suyo, llevará el animal a su casa y lo tendrá allí hasta que su compatriota lo reclame; entonces deberá devolvérselo.
3 Lo mismo haréis con el asno, el manto o cualquier cosa que alguien pierda y que alguno de vosotros encuentre. No os desentendáis del asunto.
4 “Si alguno de vosotros ve caído en el camino el asno o el buey de un compatriota, no debe desentenderse de ello, sino ayudarle a levantarlo.
5 “La mujer no debe usar ropa de hombre ni el hombre ropa de mujer, porque al Señor le repugna todo aquel que hace estas cosas.
6 “Si alguien encuentra en su camino algún nido de pájaros en un árbol o en el suelo, con polluelos o huevos, y la madre echada sobre ellos, no debe quedarse con la madre y los polluelos;
7 se quedará solo con los polluelos y dejará que la madre se vaya. Así será dichoso y tendrá una larga vida.
8 “Cuando uno de vosotros construya una casa, le pondrá un muro de protección alrededor de la azotea; así evitará que su familia sea culpable de una muerte en caso de que alguien se caiga de la casa.