2 Cuando el Señor vuestro Dios haya hecho caer a estas naciones en vuestro poder, y vosotros las hayáis derrotado, las destinaréis a la destrucción y no haréis con ellas ningún pacto ni les tendréis compasión.
3 Tampoco emparentaréis con ellas, ni casaréis a vuestros hijos e hijas con las jóvenes y los muchachos de esas gentes,
4 porque ellos harán que vuestros hijos se aparten del Señor y adoren a otros dioses; entonces la ira del Señor se encenderá contra vosotros y os destruirá en un abrir y cerrar de ojos.
5 Lo que tenéis que hacer es derribar los altares paganos de ellos, destruir por completo las piedras y los troncos a los que rinden culto, y quemar sus ídolos.
6 Porque vosotros sois un pueblo apartado especialmente para el Señor vuestro Dios; el Señor os ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para que le seáis un pueblo especial.
7 “Si el Señor os ha preferido y elegido a vosotros, no es porque seáis la más grande de las naciones, ya que en realidad sois la más pequeña de todas ellas.
8 El Señor os sacó de Egipto, donde erais esclavos, y con gran poder os libró del dominio del faraón, porque os ama y quiso cumplir la promesa que había hecho a vuestros antepasados.