14 El sabio usa bien los ojos, pero el necio anda a oscuras. Sin embargo, me di cuenta de que a todos les espera lo mismo,
15 y me dije: “Lo que le espera al necio también me espera a mí, así que de nada me sirve tanta sabiduría. ¡Hasta eso es vana ilusión!
16 Porque nunca se acordará nadie del sabio ni del necio; con el correr del tiempo se olvida todo, y sabios y necios mueren por igual.”
17 Llegué a odiar la vida, pues todo lo que se hace en este mundo resultaba en contra mía. Realmente, todo es vana ilusión, ¡es querer atrapar el viento!
18 Llegué a odiar también todo el trabajo que había realizado en este mundo, pues todo ello tendría que dejárselo a mi sucesor.
19 Y una cosa era segura: que él, ya fuera sabio o necio, se adueñaría de cuanto, con tanto trabajo y sabiduría, logré alcanzar en este mundo. ¡Y esto también es vana ilusión!
20 Al ver lo que yo había hecho en este mundo, lamenté haber trabajado tanto,