7 ¡Vamos, pues! Disfruta del pan que comes y goza del vino que bebes, porque a Dios le han agradado tus acciones.
8 Vístete siempre con ropas blancas; ponte siempre perfume en la cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer amada, cada instante de esta vida sin sentido que Dios te ha dado en el mundo. ¡Éso sacarás de trabajar y fatigarte tanto debajo del sol!
10 Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con el mayor empeño; porque en el sepulcro, a donde al fin irás a parar, no se hace ni se piensa nada, no hay conocimientos ni sabiduría.
11 En este mundo he visto algo más: que no son los veloces quienes ganan la carrera ni los valientes quienes ganan la batalla; que no siempre los sabios tienen pan ni los inteligentes son ricos ni los instruidos son bien recibidos. Todos dependen de un momento de suerte.
12 Por otra parte, nunca sabe nadie cuándo le llegará su hora: así como los peces quedan atrapados en la red y las aves en la trampa, así también el hombre, cuando menos lo espera, se ve atrapado en un mal momento.
13 También he visto en este mundo algo que me parece encerrar una gran enseñanza: