11 Amán tomó la túnica y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, gritando delante de él: “¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar!”
12 Concluido el paseo, Mardoqueo volvió a la puerta del palacio, y Amán se fue a toda prisa a su casa, triste y cubriéndose la cara.
13 Luego contó a su mujer y a sus amigos todo lo que había pasado, y ellos le dijeron:–Si ese Mardoqueo, ante el cual has comenzado a perder autoridad, es judío, no podrás vencerlo, sino que fracasarás por completo.
14 Aún no habían terminado de hablar, cuando llegaron los criados que estaban al servicio personal del rey, para llevar inmediatamente a Amán al banquete preparado por Ester.