5 –Es Amán –contestaron los funcionarios.–¡Hacedle pasar! –ordenó.
6 Amán entró, y el rey le preguntó:–¿Qué debe hacerse al hombre a quien el rey quiere honrar?Amán se dijo a sí mismo: “¿Y a quién va a querer honrar el rey, sino a mí?”
7 Así que respondió:–Para ese hombre
8 deberá traerse la misma túnica que usa Su Majestad, y un caballo de los que Su Majestad monta, que lleve en la cabeza una corona real.
9 La túnica y el caballo se le entregarán a uno de los más grandes personajes del gobierno, para que él mismo vista al hombre a quien Su Majestad quiere honrar y lo conduzca a caballo por la plaza de la ciudad, gritando delante de él: ‘¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar!’
10 Entonces el rey dijo a Amán:–Pues date prisa, toma la túnica y el caballo, tal como has dicho, y haz todo eso con el judío Mardoqueo, que está sentado a la puerta del palacio. No dejes de cumplir ninguno de los detalles que has indicado.
11 Amán tomó la túnica y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, gritando delante de él: “¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar!”