11 Cuando los seres alados avanzaban en una de las cuatro direcciones, no tenían que volverse, sino que avanzaban en la dirección en que iba el de delante.
12 Su cuerpo, sus espaldas, sus manos y sus alas estaban llenos de reflejos por todas partes, lo mismo que las cuatro ruedas.
13 Yo mismo oí que a las ruedas también les daban el nombre de “carro”.
14 Cada ser alado tenía cuatro caras: la primera cara era de toro; la segunda, de hombre; la tercera, de león; la cuarta, de águila.
15 Estos seres son los mismos que yo había visto junto al río Quebar.Los seres alados se levantaron,
16 y cuando ellos avanzaban, también avanzaban las ruedas; y cuando alzaban las alas para levantarse del suelo, las ruedas no se apartaban de su lado;
17 cuando se detenían, se detenían también las ruedas; y cuando se levantaban, se levantaban también las ruedas, porque las ruedas eran parte viva de ellos.