15 Como ya estaba amaneciendo, los ángeles dijeron a Lot:–¡De prisa! Levántate y llévate de aquí a tu esposa y a tus dos hijas, si no quieres morir cuando castiguemos a la ciudad.
16 Pero como Lot se retrasaba, los ángeles le tomaron de la mano, porque el Señor tuvo compasión de él. También tomaron a su esposa y a sus hijas, y los sacaron de la ciudad para ponerlos a salvo.
17 Cuando ya estaban fuera de la ciudad, uno de los ángeles dijo:–¡Corre, ponte a salvo! No mires atrás ni te detengas para nada en el valle. Vete a las montañas, si quieres salvar tu vida.
18 Pero Lot les dijo:–¡No, señores míos, por favor!
19 Vosotros me habéis hecho ya muchos favores y habéis sido muy buenos conmigo al salvarme la vida, pero yo no puedo ir a las montañas, porque la destrucción puede alcanzarme en el camino y entonces moriré.
20 Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, a la que puedo huir. ¡Dejadme ir allá para salvar mi vida, pues realmente es una ciudad muy pequeña!
21 Entonces uno de ellos dijo:–Te he escuchado, y voy a hacer lo que me has pedido. No destruiré la ciudad de que me has hablado,