12 Si mi padre llega a tocarme y me reconoce, va a pensar que me estoy burlando de él; entonces haré que me maldiga en lugar de bendecirme.
13 Su madre le contestó:–Hijo mío, que esa maldición caiga sobre mí. Tú haz lo que te digo y tráeme esos cabritos.
14 Jacob fue por los cabritos y se los llevó a su madre. Ella preparó entonces un guisado sabroso, como a Isaac le gustaba,
15 sacó la mejor ropa de Esaú, su hijo mayor, que estaba guardada en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor.
16 Luego, con la piel de los cabritos cubrió a Jacob los brazos y la parte del cuello donde no tenía vello,
17 y le dio el guisado y el pan que había preparado.
18 Entonces Jacob entró donde estaba su padre y le dijo:–¡Padre!–Aquí estoy. ¿Cuál de mis hijos eres tú? –preguntó Isaac.