17-18 Jacob se preparó para regresar a Canaán, donde vivía su padre Isaac. Hizo montar a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, tomó todo lo que tenía y se puso en camino con todos los animales que había recibido por su trabajo en Padán-aram.
19 Mientras Labán estaba en otra parte, trasquilando sus ovejas, Raquel le robó los ídolos familiares.
20 Así fue como Jacob engañó a Labán el arameo, no diciéndole que se iba.
21 Escapó con todo lo que tenía. Muy pronto cruzó el río Éufrates, y siguió adelante hacia los montes de Galaad.
22 Tres días después, Labán supo que Jacob se había escapado.
23 Entonces, acompañado de sus parientes, salió a perseguirle, y siete días después le alcanzó en los montes de Galaad.
24 Pero aquella noche Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: “Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.”