22 Tres días después, Labán supo que Jacob se había escapado.
23 Entonces, acompañado de sus parientes, salió a perseguirle, y siete días después le alcanzó en los montes de Galaad.
24 Pero aquella noche Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: “Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.”
25 Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí mismo acampó Labán con sus parientes,
26 y reclamó a Jacob:–¿Qué has hecho? ¿Por qué me engañaste? ¡Has traído a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra!
27 ¿Por qué me engañaste y escapaste a escondidas, sin decirme nada? De haberlo sabido, yo te habría despedido con alegría y con música de tambores y de arpa.
28 Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Has actuado como un necio!