7 luego se acercaron Lía y sus hijos, y se inclinaron de la misma manera; y por último se acercaron José y Raquel, y también se inclinaron.
8 Y preguntó Esaú:–¿Qué piensas hacer con todos esos rebaños que he venido encontrando?–Ganarme tu buena voluntad –respondió Jacob.
9 –No, hermano mío, yo tengo suficiente. Quédate con lo que es tuyo –dijo Esaú.
10 Pero Jacob insistió:–No, por favor. Si me he ganado tu buena voluntad, acepta este regalo, pues verte en persona es como ver a Dios mismo, ya que tú me has recibido muy bien.
11 Te ruego que aceptes el regalo que te he traído, pues Dios me ha hecho rico, y nada me falta.Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó el regalo;
12 pero dijo:–Bueno, vámonos de aquí. Yo iré delante de ti.
13 Y Jacob respondió:–Querido hermano, tú sabes que los niños son débiles, y que debo pensar en las ovejas y en las vacas paridas; si se las cansa, en un solo día pueden morir todas las ovejas.