1 El Señor se dirigió a mí y me dijo:
2 “No te cases ni tengas hijos en este país.
3 Porque yo, el Señor, te voy a decir lo que sucederá a los hijos que nazcan en este país y a los padres que los tengan.
4 Morirán de enfermedades terribles y nadie llorará por ellos ni los enterrará: quedarán tendidos como estiércol en la tierra. La guerra y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres serán devorados por las aves de rapiña y por las fieras.”
5 El Señor me dijo también: “No entres en una casa donde estén de luto por un muerto; no llores ni muestres tu dolor por él, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi amor y mi misericordia. Yo, el Señor, lo afirmo.