1 El Señor me dijo: “Ve, compra un cántaro de barro y llama a algunos ancianos del pueblo y a algunos sacerdotes ancianos.
2 Luego sal al valle de Ben-hinom, frente a la puerta de los Tiestos, y proclama allí el mensaje que voy a comunicarte.
3 Di: ‘Reyes de Judá y habitantes de Jerusalén, escuchad este mensaje del Señor todopoderoso, el Dios de Israel: Voy a enviar una calamidad tan grande sobre este lugar, que todo el que oiga la noticia quedará aturdido.
4 Porque los israelitas me abandonaron y convirtieron en tierra extraña este lugar, y en él ofrecieron incienso a otros dioses que ni ellos ni sus antepasados ni los reyes de Judá conocían, y lo llenaron de sangre de gente inocente.
5 Además construyeron altares para quemar a sus hijos en holocausto a Baal, cosa que yo no les ordené ni les dije, y que ni siquiera me pasó por la mente.
6 Por eso vendrán días en que este lugar ya no se llamará Tófet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza. Yo, el Señor, lo afirmo.