35 También construyeron altares a Baal en el valle de Ben-hinom, para quemar a sus hijos y a sus hijas en sacrificio a Moloc, y así hacer pecar a Judá, cosa detestable que yo no les ordené y que ni siquiera pasó por mi mente.
36 “Yo, el Señor, el Dios de Israel, digo acerca de esta ciudad que tú dices que va a caer en poder del rey de Babilonia por causa de la guerra, el hambre y la peste:
37 Yo reuniré a sus ciudadanos de entre todos los países por donde los dispersé cuando me llené de enojo, ira y furor terrible, y los haré volver a este lugar para que en él vivan tranquilos.
38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
39 Haré que tengan voluntad y determinación de honrarme toda su vida, para su propio bien y el de sus descendientes.
40 Haré con ellos un pacto eterno: me comprometeré a no dejar nunca de hacerles bien, y les llenaré del deseo de honrarme y de no apartarse nunca de mí.
41 Yo me alegraré de hacerles bien, y de todo corazón y con toda sinceridad los haré habitar en este país.”