16 “Tú, Jeremías, no ores por este pueblo, no me ruegues ni me supliques por ellos. No me insistas, porque no te escucharé.
17 ¿No ves lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecerlas a la diosa que llaman Reina del Cielo. Me ofenden, además, ofreciendo vino a dioses extraños.
19 Pero más que ofenderme a mí, se ofenden a sí mismos, para su propia vergüenza. Yo, el Señor, lo afirmo.
20 Por eso yo, el Señor, os aseguro que voy a descargar toda mi ira contra este lugar y contra la gente, y aun contra los animales, los árboles del campo y las cosechas. Será como un incendio que no se apagará.”
21 El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice a su pueblo: “Ofreced todos los holocaustos y sacrificios que queráis, y comed esa carne.
22 Pero cuando yo saqué a vuestros antepasados de Egipto, nada les dije ni ordené acerca de holocaustos y sacrificios.