24 Pero no me obedecieron ni me hicieron caso, sino que tercamente se dejaron llevar por las malas inclinaciones de su corazón; y en vez de volverse a mí, me volvieron la espalda.
25 Desde que vuestros antepasados salieron de Egipto, y hasta ahora, yo os envié uno tras otro a todos mis siervos los profetas.
26 Pero no me obedecisteis ni me hicisteis caso, sino que os portasteis aún más tercamente que vuestros antepasados.
27 “Tú, Jeremías, diles todas estas cosas, aunque no te hagan caso; grítales, aunque no te respondan.
28 Diles: ‘Esta es la nación que no obedece al Señor su Dios ni quiere ser corregida. La sinceridad ha desaparecido por completo de sus labios.’ ”
29 ¡Jerusalén, córtate la cabellera y tírala!¡Entona un canto triste en las lomas desiertas!Porque el Señor está enojado con tu gente;la ha abandonado y rechazado.
30 El Señor afirma: “La gente de Judá ha hecho algo que me disgusta: pusieron sus despreciables ídolos en el templo dedicado a mí, y lo profanaron.