5 Los israelitas hicieron el reparto de la tierra tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
6 Los descendientes de Judá fueron a Guilgal para hablar con Josué, y Caleb el quenezita, hijo de Jefuné, dijo a Josué: “Acuérdate de lo que el Señor dijo a su siervo Moisés en Cadés-barnea, en cuanto a ti y a mí.
7 Yo tenía cuarenta años cuando Moisés me envió desde Cadés-barnea a explorar la región, y cuando volví le hablé con toda sinceridad.
8 Los que fueron conmigo hicieron que la gente se asustara, pero yo me mantuve fiel a mi Dios y Señor.
9 Entonces Moisés me juró: ‘La tierra en que has puesto el pie será siempre tuya y de tus descendientes, porque te mantuviste fiel a mi Dios y Señor.’
10 Ya han pasado cuarenta y cinco años desde que el Señor dijo esto a Moisés, que fue cuando los israelitas andaban todavía por el desierto, y conforme a su promesa me ha conservado con vida. Ahora ya tengo ochenta y cinco años,
11 pero todavía estoy tan fuerte como cuando Moisés me mandó a explorar la tierra, y puedo moverme y pelear igual que entonces.