26 que escribió en el libro de la ley de Dios. Después tomó una gran piedra y la puso debajo de la encina que estaba en el santuario del Señor,
27 y dijo a todo el pueblo:–Esta piedra va a servirnos de testimonio, pues ella es testigo de todo lo que el Señor nos ha dicho. Será un testimonio contra vosotros, para que no seáis falsos con vuestro Dios.
28 Después Josué mandó a cada uno a su territorio.
29 Poco después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
30 Lo enterraron en su propiedad, en Timnat-sérah, que está en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas.
31 Los israelitas sirvieron al Señor mientras vivió Josué, y aun después, mientras vivieron los ancianos que sabían todo lo que el Señor había hecho por los israelitas.
32 Los restos de José, que los israelitas habían traído desde Egipto, fueron enterrados en Siquem, en el terreno que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Hamor, el padre de Siquem, y que luego pasó a ser propiedad de los descendientes de José.