13 El ángel del Señor respondió:–Que tu mujer haga todo lo que le he dicho:
14 que no tome vino ni ningún otro producto de la vid, ni licor, ni coma nada impuro. Simplemente, que haga lo que le he ordenado.
15-16 Manoa, sin saber que aquel hombre era el ángel del Señor, le dijo:–Por favor, quédate con nosotros a comer un cabrito que vamos a prepararte.El ángel le contestó:–Aunque me quedara, no podría compartir contigo tu comida. Pero puedes ofrecer el cabrito en holocausto al Señor.
17 Entonces Manoa dijo al ángel:–Dinos al menos cómo te llamas, para que te estemos agradecidos cuando se cumpla lo que nos has dicho.
18 Pero el ángel le respondió:–¿Para qué quieres saber mi nombre? Es un secreto admirable.
19 Manoa tomó el cabrito y la ofrenda de cereales, los puso sobre una roca y los ofreció en holocausto al Señor. Entonces el Señor hizo algo maravilloso ante los ojos de Manoa y de su mujer:
20 cuando el fuego subió del altar, Manoa y su mujer vieron al ángel del Señor elevarse al cielo en medio de las llamas. Entonces se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente.