13 Entonces el pueblo entero mandó a buscar a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimón, y los invitaron a hacer la paz.
14 Los de Benjamín regresaron, y los israelitas les dieron las mujeres que habían traído de Jabés. Pero no hubo mujeres suficientes para todos.
15 Los israelitas sentían lástima de la tribu de Benjamín, porque el Señor había dejado un vacío en las tribus de Israel.
16 Y los jefes del pueblo se preguntaban: “¿Cómo vamos a conseguir mujeres para los demás, si las mujeres benjaminitas fueron exterminadas?
17 Benjamín debe seguir manteniendo el lugar que le corresponde entre nuestras tribus, por medio de los que le han quedado con vida, para que no falte ninguna de las tribus de Israel.
18 Pero nosotros no podemos darles nuestras hijas para que se casen con ellos, porque todos los israelitas hemos jurado, bajo pena de maldición, no dar nuestras hijas a los benjaminitas.
19 Sin embargo, cada año hay una gran fiesta del Señor en Siló, que está al norte de Betel, al este del camino que va de Betel a Siquem, y al sur de Leboná.”