37 yo pondré un vellón de lana de oveja en la era. Si por la mañana la lana está mojada de rocío, pero la tierra está seca, sabré que de veras vas a usarme para salvar a Israel, como tú mismo has dicho.”
38 En efecto, así sucedió. Cuando Gedeón se levantó por la mañana, exprimió el vellón de lana y sacó de él una taza llena de rocío.
39 Sin embargo, Gedeón dijo: “No te enojes conmigo si vuelvo a insistir, pero solo quiero hacer otra prueba. Esta vez harás que la lana quede seca y que el rocío humedezca la tierra.”
40 Aquella noche Dios lo hizo así. Y a la mañana siguiente la lana estaba seca y toda la tierra cubierta de rocío.