9 “Si la hija de un sacerdote se rebaja y se convierte en prostituta, deshonra a su padre, y será quemada viva.
10 “El jefe de los sacerdotes, por medio del aceite de consagrar que se le puso en la cabeza, ha recibido plena autoridad para vestir la ropa sagrada. Por lo tanto, no se dejará suelto el pelo ni se rasgará la ropa en señal de luto;
11 tampoco entrará donde haya un cadáver: ni siquiera por causa de su padre o de su madre debe hacerse impuro.
12 No saldrá del santuario de su Dios ni rebajará el carácter sagrado del santuario, porque sobre él ha sido puesto el aceite de consagrar de su Dios. Yo soy el Señor.
13 “Por esposa tomará una mujer virgen.
14 En ningún caso se casará con una viuda o divorciada, violada o prostituta; su esposa debe ser virgen y de su propio clan,
15 para no rebajar a sus descendientes entre su gente; pues yo, el Señor, lo he consagrado.”