5 Después el mismo sacerdote tomará un poco de la sangre del becerro y la llevará a la tienda del encuentro,
6 mojará su dedo en la sangre y la rociará siete veces ante el Señor, hacia el velo del santuario.
7 Untará también con un poco de sangre los cuernos del altar destinado al incienso aromático –que está ante el Señor, en la tienda del encuentro–, y toda la sangre restante la derramará al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la tienda del encuentro.
8 Luego le quitará al becerro sacrificado por el pecado toda la grasa que cubre las vísceras,
9 los dos riñones, la grasa que los cubre y que está sobre los lomos, y la parte grasa del hígado, la cual quitará junto con los riñones,
10 tal como se le quita al toro que se ofrece como ofrenda de reconciliación. Luego el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos.
11 Pero la piel del becerro y toda su carne, junto con la cabeza, las patas, las vísceras y los desechos