28 A uno de los hijos de Joiadá, el hijo del sumo sacerdote Eliasib, que era además yerno de Sambalat el horonita, le hice huir de mi presencia.
29 ¡Dios mío, acuérdate de los que han manchado el sacerdocio y el pacto sacerdotal y levítico!
30 Así que los limpié de todo lo que era extranjero y organicé los turnos de sacerdotes y levitas, cada cual en su obligación:
31 la provisión de leña en las fechas señaladas y la entrega de los primeros frutos. ¡Dios mío, acuérdate de favorecerme!