4 Antes de esto, el sacerdote Eliasib estaba a cargo de los almacenes del templo de nuestro Dios. Como Eliasib era pariente de Tobías,
5 había facilitado a este un cuarto grande en el que antes se guardaban las ofrendas, el incienso, los utensilios y el diezmo del trigo, del vino y del aceite que se ordenaba dar a los levitas, cantores y porteros, además de las contribuciones para los sacerdotes.
6 Cuando todo eso ocurrió, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos del reinado de Artajerjes, rey de Babilonia, volví a la corte, aunque al cabo de algún tiempo pedí permiso al rey
7 y regresé a Jerusalén. Fue entonces cuando comprobé el mal que había hecho Eliasib por complacer a Tobías, proporcionándole una sala en el atrio del templo de Dios.
8 Aquello me disgustó mucho, y eché fuera de la sala todos los muebles de la casa de Tobías.
9 Luego ordené que la purificasen y que volvieran a colocar en su sitio los utensilios del templo de Dios, las ofrendas y el incienso.
10 También supe que no se habían entregado a los levitas sus provisiones, y que los levitas y cantores encargados del culto habían huido, cada uno a su tierra.