14 Y viendo que tenían miedo, me puse en pie y dije a los nobles, a los gobernantes y al resto del pueblo: “No les tengáis miedo. Recordad que el Señor es grande y terrible, y luchad por vuestros compatriotas, por vuestros hijos, hijas, mujeres y hogares.”
15 Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos preparados y que Dios había desbaratado sus planes, todos nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su trabajo.
16 A partir de aquel momento, la mitad de mis hombres trabajaba en la obra y la otra mitad se mantenía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes daban todo su apoyo a la gente de Judá
17 que estaba reconstruyendo la muralla. Los cargadores seguían llevando cargas, pero con una mano trabajaban y con la otra sujetaban el arma.
18 Todos los que trabajaban en la construcción tenían la espada a la cintura, y a mi lado estaba el encargado de tocar la trompeta,
19 pues yo había dicho a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: “Las obras son enormes y extensas, y nosotros estamos repartidos por la muralla, separados unos de otros.
20 Por lo tanto, allá donde escuchéis el toque de trompeta, uníos a nosotros, y nuestro Dios luchará a nuestro lado.”