29 Un día Moisés dijo a su cuñado Hobab, hijo de Reuel el madianita:–Nosotros nos vamos al país que el Señor ha prometido darnos. Ven con nosotros y te trataremos bien, pues el Señor ha prometido tratar con bondad a Israel.
30 Pero Hobab le contestó:–No, yo prefiero volver a mi tierra, donde están mis parientes.
31 –No te vayas –insistió Moisés–. Tú conoces bien los lugares donde se puede acampar en el desierto, y puedes servirnos de guía.
32 Si vienes con nosotros, compartiremos contigo todo lo bueno que el Señor nos conceda.
33 Así pues, se fueron del monte del Señor y caminaron durante tres días. El arca del pacto del Señor iba delante de ellos, buscándoles un lugar donde descansar.
34 Durante el día, apenas se ponían en camino, la nube del Señor iba sobre ellos.
35 En cuanto el arca se ponía en marcha, Moisés decía:“¡Levántate, Señor!¡Que se dispersen tus enemigos!¡Que al verte huyan los que te odian!”