11 Realmente Aarón no es nadie para que habléis mal de él; es contra el Señor contra quien tú y tus compañeros os habéis rebelado.
12 Luego Moisés mandó llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab, pero ellos respondieron:–No queremos ir.
13 ¿Te parece poco habernos sacado de un país donde la leche y la miel corren como el agua, para hacernos morir en el desierto, que además quieres ser nuestro jefe supremo?
14 Tú no nos has llevado a ningún país donde la leche y la miel corren como el agua, ni nos has dado campos ni viñedos. ¿Quieres que todos se dejen llevar como si fueran ciegos? No, no iremos a verte.
15 Entonces Moisés se enojó mucho, y dijo al Señor:–¡No aceptes sus ofrendas! Yo no les he quitado ni siquiera un asno, y tampoco he hecho mal a ninguno de ellos.
16 Después Moisés dijo a Coré:–Presentaos mañana, tú y tus compañeros, delante del Señor. Aarón también estará allí.
17 Que cada uno lleve su incensario y le ponga incienso. Tú y Aarón llevaréis también vuestros incensarios, y los pondréis, junto con los otros doscientos cincuenta, delante del Señor.