28 En ese momento hizo el Señor que el asna hablase y le dijera a Balaam:–¿Qué te he hecho? Con esta van tres veces que me pegas.
29 –Te estás burlando de mí –le respondió Balaam–. Si tuviera a mano un cuchillo, ahora mismo te mataría.
30 Pero el asna le dijo:–Yo soy el asna que tú has montado toda tu vida, y bien sabes que nunca me he portado así contigo.–Es verdad –respondió Balaam.
31 Entonces el Señor hizo que Balaam viera a su ángel, que estaba en medio del camino con una espada en la mano. Balaam se inclinó hasta tocar el suelo con la frente,
32 y el ángel del Señor le dijo:–¿Por qué pegaste tres veces a tu asna? Yo soy quien ha venido a cerrarte el paso, porque tu viaje me disgusta.
33 El asna me vio, y me esquivó las tres veces. Si no me hubiera esquivado, ya te habría yo matado, aunque a ella la habría dejado con vida.
34 Balaam respondió al ángel del Señor:–He pecado, pues no sabía que eras tú quien estaba ahí cerrándome el camino. Si te parece mal que vaya, regresaré.