9 Desde estas altas rocas puedo verlo,desde estas colinas lo miro:es un pueblo que vive apartado,distinto de los otros pueblos.
10 Son como el polvo: ¿quién puede contarlos?¿Quién puede saber su número?¡Ojalá muera yo como esos hombres justos,y sea mi fin como el de ellos!”
11 Entonces Balac dijo a Balaam:–¿Qué estás haciendo? Yo te traje para que maldijeras a mis enemigos, y tú te has puesto a bendecirlos.
12 Balaam contestó:–Habíamos quedado en que yo diría solamente lo que el Señor pusiera en mis labios.
13 Pero Balac insistió:–Ven conmigo a otra parte, desde donde sólo podrás ver los alrededores del campamento, pero no el campamento completo. Maldícemelos desde allí.
14 Y Balac llevó a Balaam al campo de Sofim, en la cumbre del monte Pisgá, donde construyó siete altares y sacrificó en cada uno un becerro y un carnero.
15 Allí Balaam dijo a Balac:–Quédate aquí, junto al sacrificio, mientras yo voy a encontrarme con Dios.