25 El pueblo deberá proteger de la venganza del pariente al que causó la muerte, y hará que vuelva a la ciudad de refugio donde había buscado refugio. El homicida deberá quedarse allí hasta que muera el sumo sacerdote debidamente consagrado.
26 Pero si sale del territorio de la ciudad de refugio,
27 el pariente de la víctima no cometerá ningún crimen si lo encuentra fuera y lo mata.
28 El homicida deberá quedarse en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después podrá volver a su tierra.
29 “Estas disposiciones serán para vosotros una ley que pasará de padres a hijos, dondequiera que viváis.
30 “Solo mediante el testimonio de varios testigos podrá ser condenado a muerte un asesino. Un solo testigo no basta para condenar a muerte a nadie.
31 “No se podrá aceptar dinero como rescate por la vida de un asesino condenado a muerte; ese hombre debe morir.