9 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:“Diles esto a los israelitas:
10 Todos vosotros y vuestros descendientes celebraréis la Pascua en mi honor. Los que estén impuros por haber tocado un cadáver, o los que se encuentren lejos, de viaje,
11 la celebrarán el día catorce del mes segundo, al atardecer. Comerán el cordero con hierbas amargas y pan sin levadura,
12 y no dejarán nada para el día siguiente, ni le quebrarán ningún hueso. Celebrarán la Pascua siguiendo todas las instrucciones que he dado.
13 Pero el que deje de celebrar la Pascua a pesar de estar puro y no encontrarse de viaje, será eliminado de entre su gente. Y puesto que no presentó al Señor la ofrenda en la fecha señalada, recibirá el castigo por su pecado.
14 “Los extranjeros que vivan entre vosotros celebrarán la Pascua en mi honor conforme a todas las instrucciones que he dado. Las mismas normas valdrán tanto para los extranjeros como para los nacidos en el país.”
15 El día en que montaron el santuario, es decir, la tienda del pacto, la nube lo cubrió. Y desde el atardecer aparecía sobre el santuario una especie de fuego que duraba hasta el amanecer.