6 Al oir esto, el pariente contestó:–En tal caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú lo quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra.
7 En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, o cuando se cerraba un contrato de compra-venta, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. De acuerdo, pues, con esta costumbre,
8 el pariente de Booz se quitó la sandalia, se la dio a Booz y le dijo:–Cómpralo tú.
9 Entonces Booz dijo a los ancianos y a los allí presentes:–Todos sois hoy testigos de que le compro a Noemí las propiedades de Elimélec, Quilión y Mahlón.
10 También sois testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Mahlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Mahlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo. Hoy vosotros sois testigos.
11 Los ancianos y todos los presentes contestaron:–Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Raquel y Lía, de quienes descendemos todos los israelitas! Y tú, sé un hombre ilustre en Efrata, un hombre notable en Belén.
12 Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa, como la tuvo Fares, el hijo de Tamar y Judá.