3 Entonces vi que se iba el ángel que había hablado conmigo, y que otro ángel le salía al encuentro
4 y le decía: “Corre a decirle al joven que lleva la cinta de medir: ‘Jerusalén será de nuevo habitada, y tantos serán sus habitantes y ganados que no podrá tener murallas.
5 Pero el Señor afirma: Yo seré como una muralla de fuego alrededor de Jerusalén, y en medio de la ciudad mostraré mi gloria.’ ”
6-7 El Señor afirma: “Yo hice que fuerais dispersados en todas direcciones. Pero ahora os digo: ¡Huid pronto del país del norte! ¡Escapad de Babilonia, donde vivís desterrados los que vivíais en Sión! Yo, el Señor, lo afirmo.”
8-9 El Señor todopoderoso me ha enviado con este mensaje contra las naciones que os saquearon: “Cualquiera que toca a mi pueblo, toca a la niña de mis ojos. Por eso, yo mismo lucharé contra esas naciones y haré que sus propios esclavos las saqueen.” Así mostrará su gloria el Señor todopoderoso, y así comprenderéis que él fue quien me envió.
10 El Señor afirma: “¡Cantad de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre vosotros!”
11 Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor, y él dirá: “También estas naciones serán pueblo mío; y yo viviré entonces entre vosotros.” Así comprenderéis que el Señor todopoderoso me ha enviado.