2 Entonces el ángel del Señor dijo al ángel acusador: “¡Que el Señor te reprenda! ¡Que el Señor, que ama a Jerusalén, te reprenda! Pues este hombre es como un carbón encendido sacado de entre las brasas.”
3 Josué, vestido con ropas muy sucias, permanecía de pie en presencia del ángel del Señor.
4 Entonces el ángel ordenó a sus ayudantes que quitaran a Josué aquellas ropas sucias, y luego le dijo: “Mira, esto significa que te he quitado tus pecados. ¡Ahora haré que te vistan de fiesta!”
5 En seguida ordenó a sus ayudantes que pusieran a Josué un turbante limpio en la cabeza. Ellos se lo pusieron, y después le vistieron con ropas de fiesta. Mientras tanto, el ángel permanecía de pie.
6 Luego el ángel del Señor dijo a Josué:
7 “Esto dice el Señor todopoderoso: ‘Anda por mis caminos y cumple todos los deberes que te he encomendado. Si así lo haces, quedarás encargado de mi templo. Cuidarás de él y de sus atrios, y yo te daré un puesto entre estos ángeles que están a mi servicio.
8 Escucha bien, Josué, sumo sacerdote, y escuchen también tus compañeros de la junta sacerdotal, pues todos vosotros sois como una señal profética: Voy a traer a mi siervo, el Retoño.