23 Porque yo recibí del Señor esta enseñanza que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan en sus manos,
24 y después de dar gracias a Dios lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor vuestro. Haced esto en memoria de mí.”
25 Así también, después de la cena tomó en sus manos la copa y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que bebáis, hacedlo en memoria de mí.”
26 De manera que, hasta que venga el Señor, proclamáis su muerte cada vez que coméis de este pan y bebéis de esta copa.
27 Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor.
28 Por tanto, examine cada uno su propia conciencia antes de comer del pan y beber de la copa.
29 Porque el que come y bebe sin considerar que se trata del cuerpo del Señor, para su propio castigo come y bebe.