3 no comportándoos como si fuerais dueños de quienes están a vuestro cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos.
4 Así, cuando aparezca el Pastor principal, recibiréis la corona de la gloria, una corona que jamás se marchitará.
5 De la misma manera, vosotros, jóvenes, someteos a la autoridad de los ancianos. Todos debéis someteros unos a otros con humildad, porque:“Dios se opone a los orgullosos,pero ayuda con su bondad a los humildes.”
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os enaltezca a su debido tiempo.
7 Dejad todas vuestras preocupaciones a Dios, porque él se preocupa de vosotros.
8 Sed prudentes y manteneos despiertos, porque vuestro enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar.
9 Resistidle firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo vuestros hermanos soportan los mismos sufrimientos.