2 Porque el celo que siento por vosotros es un celo que viene de Dios. Yo os he comprometido en casamiento con un solo esposo, Cristo, y quiero presentaros ante él puros como una virgen.
3 Pero temo que, así como la serpiente engañó con su astucia a Eva, también vosotros os dejéis engañar y que vuestros pensamientos se aparten de la devoción pura y sincera a Cristo.
4 Con gusto soportáis a cualquiera que os llega hablando de un Jesús diferente del que os hemos predicado, y aceptáis de buen grado un espíritu diferente del Espíritu que ya habéis recibido y un evangelio diferente del que ya habéis aceptado.
5 Pues bien, yo no me siento inferior en nada a esos superapóstoles a quienes seguís.
6 Aunque sea torpe en mi manera de hablar, no lo soy en cuanto a conocimientos. Esto os lo hemos demostrado siempre y en todas las ocasiones.
7 ¿Será que hice mal en predicaros el evangelio de Dios sin cobraros nada, humillándome yo para enalteceros a vosotros?
8 Les he quitado el dinero a otras iglesias al aceptar que ellas me pagaran para poder serviros.