1 Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna que no ha sido hecha por manos humanas.
2 De modo que suspiramos mientras vivimos en esta casa actual, pues quisiéramos mudarnos ya a nuestra casa celestial,
3 que nos cubrirá como un vestido para que no quedemos desnudos.
4 Mientras vivimos en esta tienda suspiramos afligidos, pues no quisiéramos ser desnudados, sino más bien ser revestidos de tal modo que lo mortal quede absorbido por la nueva vida.
5 Dios nos ha preparado para esto y nos ha dado el Espíritu Santo como garantía de lo que hemos de recibir.
6 Por eso, siempre tenemos confianza. Sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos como en el destierro, lejos del Señor.
7 Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe;