1 Esta es, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. En las dos, con mis consejos, he tratado de haceros pensar rectamente.
2 Acordaos de lo que en otro tiempo dijeron los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador, que los apóstoles os enseñaron.
3 Sobre todo tened esto presente: que en los días últimos vendrá gente que vivirá de acuerdo con sus propios malos deseos y que, en son de burla,
4 preguntará: “¿Qué pasó con aquella promesa de que Cristo iba a regresar? Ya murieron nuestros padres, y todo sigue igual desde la creación del mundo.”
5 Esa gente no quiere darse cuenta de que el cielo ya existía desde tiempos antiguos, y de que por mandato de Dios la tierra surgió del agua y por medio del agua.