29 Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo hace con la iglesia,
30 porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos parte de ese cuerpo.
31 Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán como una sola persona.
32 Aquí se muestra la grandeza del designio secreto de Dios, un designio que yo estoy refiriendo a Cristo y a la iglesia.
33 En todo caso, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.