10 No busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No pretendo quedar bien con los hombres. ¡Si pretendiera quedar bien con los hombres, ya no sería siervo de Cristo!
11 Sabed esto, hermanos: el evangelio que yo anuncio no es una idea humana.
12 No lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino que Jesucristo mismo me lo dio a conocer.
13 Ya habréis oído decir que yo, en otro tiempo, cuando pertenecía al judaísmo, perseguí con violencia a la iglesia de Dios y procuré destruirla.
14 En el judaísmo estaba yo más adelantado que muchos de mis paisanos de mi misma edad, porque era mucho más estricto en guardar las tradiciones de mis antepasados.
15 Pero Dios me escogió desde antes de nacer, y por su mucho amor me llamó. Cuando quiso,
16 me hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su evangelio entre los no judíos. Y no fui entonces a consultar con nadie,