31 Pilato les dijo:–Lleváoslo y juzgadle conforme a vuestra propia ley.Los judíos contestaron:–Los judíos no tenemos autoridad para ejecutar a nadie.
32 Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera en que tendría que morir.
33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:–¿Eres tú el Rey de los judíos?
34 Jesús le dijo:–¿Eso lo preguntas tú de tu propia cuenta o porque otros te lo han dicho de mí?
35 Le contestó Pilato:–¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Jesús le contestó:–Mi reino no es de este mundo. Si lo fuese, mis servidores habrían luchado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
37 Le preguntó entonces Pilato:–¿Así que tú eres rey?Jesús le contestó:–Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.