22 Pero Pilato les contestó:–Lo que he escrito, escrito queda.
23 Después de crucificar a Jesús, los soldados tomaron sus ropas y se las repartieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también su túnica, pero como no tenía costura, sino que estaba tejida de arriba abajo de una sola pieza,
24 se dijeron entre ellos:–No la partamos. Echémosla a suertes, a ver a quién le toca.Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron entre sí mi ropa y echaron a suertes mi túnica.” Esto fue lo que hicieron los soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena.
26 Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:–Mujer, ahí tienes a tu hijo.
27 Luego dijo al discípulo:–Ahí tienes a tu madre.Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa.
28 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:–Tengo sed.